Hace 5 meses | Por ElenaTripillas a vistaalmar.es
Publicado hace 5 meses por ElenaTripillas a vistaalmar.es

En las primeras horas del 30 de octubre de 1961, un bombardero ruso despegó y voló hacia el norte. El avión se dirigía al archipiélago de Novaya Zemlya, en la parte rusa del Ártico. Cuando el piloto vio las islas muy abajo, soltó la carga: una bomba del tamaño de un autobús de dos pisos.

Mientras el piloto aceleraba para salir del alcance, la bomba descendió lentamente al suelo bajo la capota de un enorme paracaídas. Pasó un minuto y luego el cielo se iluminó con la luz más intensa jamás creada por el hombre.