Hace 10 meses | Por Andaui a theconversation.com
Publicado hace 10 meses por Andaui a theconversation.com

Una noche de 1832, mientras se encontraba a bordo del Beagle, Charles Darwin observó en la oscuridad del mar “una espuma que emitía una luz pálida”. Darwin quedó fascinado por este fenómeno. De hecho, le resultaba difícil encontrar una explicación a aquella estela luminosa que brillaba en el mar. Hoy sabemos que se trataba de criaturas microscópicas produciendo luz.