La fobia social tiene un origen genético, ha descubierto un estudio. Su manifestación está asociada a un gen implicado en el transporte de serotonina, un neurotransmisor que contribuye a la sensación de bienestar. El descubrimiento mejorará el diagnóstico y tratamiento de esta popular enfermedad, que sólo en USA afecta a casi 20 millones de personas.