Si bien casi todo el mundo está de acuerdo en que deberíamos cuidar mejor del planeta, la cosa se complica al determinar el grado de responsabilidad de cada uno para que se produzca ese cambio. O dicho de otra manera: a nadie le agrada pensar en tener que cambiar su estilo de vida. Hay una corriente de opinión que arguye que lo que puedan aportar los individuos a esa reducción de la contaminación es en realidad muy poco, tan poco que no merece la pena detenerse en ello.
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