El caso de Santander, apunta, es algo que no había visto nunca en toda su trayectoria de estudio de procesos de turistificación y explotación económica de los territorios. Le sorprende por la evidente contradicción: «El mercado se vende como comercio de proximidad, producto fresco, gastronomía local, alimentación más sana… y le metes el reverso tenebroso, que es la comida rápida del McDonald’s”.
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Menos este tipo, que para eso ha hecho antropología y no sabe ni que la Concha está en Donosti.
Eso sí, el postureómetro lo ha reventado.