Durante años, los vehículos diésel han pasado de ser símbolo de eficiencia a convertirse en todo lo contrario. Con el auge de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y las restricciones crecientes, muchos propietarios de coches diésel pensaban que el único destino posible para sus vehículos era el desguace. Sin embargo, una alternativa comienza a ganar terreno: la conversión a GLP (Gas Licuado del Petróleo), una opción que puede devolverle la vida útil al diésel y, además, conseguir la etiqueta ECO.