La Comunidad de Madrid cuenta con una presidenta más austera que un monje benedictino. Tanto, que se va de vacaciones sin gastar un euro. Un euro suyo, claro. La presidenta insistió en que, según ella, no hizo gasto ninguno de las arcas públicas porque se llevó su propia comida, se pagó una cena en un restaurante y hasta tuvo que ir a hacer la compra a un supermercado Covirán. Una logística alimentaria que no ha pasado desapercibida en las redes.