No cuesta nada aventurarse a imaginar cómo será el mundo dentro de 15 años. Al investigar un poco sobre las predicciones, me llamó la atención comprobar que, en la mayoría de los casos, el optimismo reina de cara al futuro, pese al cambio climático. Y es que para ese entonces, existirá un superordenador que nos habrá igualado en inteligencia. Viviremos además un mundo en el que en vez de tener un teléfono móvil en el bolsillo, llevaremos implantes nanotecnológicos bajo la piel conectados a nuestro cerebro, con los que nos podremos comunicar.
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