La educación en España avanza a distintas velocidades: dos de cada diez españoles no termina la enseñanza obligatoria, las tasas de graduación en los niveles de Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Formación Profesional (FP) son dispares entre regiones y las estudiantes obtienen mejores resultados que sus compañeros. Solo la mitad de los españoles acaban Bachillerato. La FP bate récords.
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Está claro que una empresa si puede tener por el salario mínimo a un licenciado, contratará antes a este que a un FP. Está claro que la universidad es un ente que no quiere perder fuerza y financiación.
Lo que me lleva a decir que es un problema de base y muy relacionado con nuestra cultura que implica tres problemas:
Un gasto superfluo para las arcas.
Una perdida de tiempo y dinero para las familias.
Una discrepancia entre las expectativas laborales y los puestos ocupados que genera mucha frustración.
Supongo que el anteponer la apariencia física y las apariencias con un cochazo es una herencia cultural que igual aquí teníamos atenuada pero en la que también vamos cayendo.