Lo verdaderamente llamativo de estas plantas es su perfil químico. Se ha comprobado que muchas de las especies seleccionadas son aromáticas, es decir, que emiten cantidades significativas de compuestos volátiles al entorno. Son estos compuestos terpenoides, como el limoneno o sabineno, los que han llamado la atención de los científicos por sus propiedades antimicrobianas e insecticidas.