Todología con los 12 monos
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Una de rumanos

Primero suspende las elecciones el constitucional por una supuesta injerencia rusa. Hace unos días Pavel Durov, el creador de Telegram, advertía de la injerencia, esta vez real, de un país europeo viendo que otro país del este podía caer del lado de los díscolos subversivos que no está dispuestos a seguir la agenda de la guerra contra Rusia.

Ya cosieron a tiros a Ficco y parece que a Orbán quisieron prepararle un atentado. Pero no por ultraderechista, no, ése nunca ha sido en realidad el problema. Y se diría que ése es el accionar de lo que ya podemos llamar “la mafia de Bruselas”, que alineada con la OTAN parece querer recuperar las mejores tradiciones de la operación Gladio, si es que alguna vez las abandonó. Por lo que se vio un 11 de marzo en Madrid se diría que apenas variaron los métodos.

Hay que llevar a los pueblos a la guerra, aunque sea a rastras, contra el mundo islámico, contra los rusos… los sospechosos habituales, vamos. Porque, según nos cuentan nuestros medios de comunicación, son mala gente, dictadores fascistas que dan a las mujeres la libertad de venderse en un escaparate como en el barrio rojo de Ámsterdam. Eso es el “progresismo”: es el mercado, amigo.

Volviendo a Rumanía, en condiciones digamos normales, uno suele basar su voto en el eje derecha-izquierda, en función de sus intereses de clase, aunque la mitad larga de los trabajadores suelan hacer justo lo opuesto debido a la ignorancia y a la manipulación mediática promovida por el capital financiero.

Pero cuando el progresismo, que poco o nada tiene que ver en realidad con la izquierda, (de comunismo ni hablamos) muestra su proyecto belicista sin ninguna vergüenza, ejemplificado en un Macron presidiendo la república contra su propio pueblo, la sensatez obliga a ordenar de otra forma las prioridades.

Así, en no muchos años, de seguir las cosas su curso actual, muchos gays y supporters diversos que votan alegremente a ese progresismo traidor que los instrumentaliza, puedan encontrarse prestando servicio militar bajo la "legítima" causa de imponer su visión del mundo en lugares muy lejanos de sus fronteras. Al servicio del fascismo, vamos.

Así que a pesar de la denuncia de fraude del opositor derrotado, esta vez los rumanos parece que sí han votado bien, con lo cual los miembros de su tribunal constitucional permanecerán callados como putas legitimando la “sorpresa” del resultado electoral y todos los medios occidentales, que tratan de derrocar al trumpismo desde mucho antes de que iniciara su segundo mandato, en modo similar a la bala que le rozó la oreja, celebrarán que “el pueblo rumano” haya tomado la decisión correcta.

Y que nadie se confunda, me gusta Trump tan poco como a cualquiera de izquierdas, sin embargo sé que, por mucho relato que inocule la maquinaria de propaganda occidental, el mayor número de deportaciones se dio bajo el mandato del muy demócrata Obama, premio nobel de la paz, para más inri. Por poner un sencillo ejemplo.

La mentira a estas alturas es tan flagrante que más que sonrojar casi mueve a la risa. Y sí, Trump es derechas, muy de derechas se diría. Similar en cierto modo al candidato rumano al que han arrebatado la victoria, nada que ver ni con mis intereses ni con mi forma de pensar.

Pero cuando lo que se presenta como alternativa es un proyecto belicista que ha promovido y promueve una guerra contra Rusia y un genocidio en Gaza, además de otras maniobras mucho más turbias, la cuestión ideológica se diría que está de más. Las cosas no son en absoluto como las cuentan y ésa que dicen tan extrema derecha parece más lejana al conflicto que aquellos que pretendieran representar a una supuesta izquierda y van camino de volver a implantar el servicio militar en Europa, siendo ademas eso el mal menor.

Es una película, y la verdad que bastante mala. Y el resultado electoral que acabamos de ver, una de rumanos.

menéame