El porcentaje de estadounidenses que utilizan IA para "producir bienes y servicios" en grandes empresas se situó en un modesto 11 % en octubre. No se trata solo de que la cifra sea un poco baja para la tecnología que supuestamente revoluciona el mundo, sino que repentinamente se está moviendo en la dirección equivocada. Todas las encuestas parecen mostrar los mismos resultados: la IA sigue siendo más un juguete experimental en el entorno laboral que un impulsor serio de la productividad. Ejecutivos señalaron un aumento de “fatiga de la IA".