Los valores del «corrupto» no son los valores de una secta malévola que conspirara contra la sociedad, sino los valores transmitidos por prácticas sociales, por personajes que lideran el mundo y por gran parte de las representaciones, símbolos o imágenes que consumimos cada día. Son los valores del éxito entendido como acumulación de poder y riqueza; es el valor del bien privado (sea el propio, el de la familia, el del partido, el de la empresa) sobre el bien común; es el valor de la competencia y la lucha feroz frente a otros.