El verano suele llegar con promesas de descanso, diversión y libertad. Todo alegría, nada de preocupaciones. Sin embargo, para muchas personas también se convierte en una época de miradas críticas, comparaciones y presión estética. Con el calor reaparecen no solo los bikinis y bañadores, también los complejos. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar nuestro cuerpo? ¿Qué podemos hacer para reconciliarnos con nuestra imagen?
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