Desde siempre, los libros de texto han enseñado que este proceso está dictado al 100% por la genética: los machos tienen un cromosoma femenino y otro masculino, XY, y las hembras, dos femeninos, XX. Pero este miércoles se publican los resultados de un audaz experimento con ratones que demuestra que los niveles de hierro muy bajos en la madre son capaces de transformar a los machos en hembras, sin importar su genética.