Durante décadas, los astrónomos han dado por segura una colisión entre la Vía Láctea y la vecina galaxia de Andrómeda o M31, un coloso de 200 000 años luz de diámetro, el doble que nuestra galaxia. Un choque entre ambos gigantes desencadenaría una oleada de nacimientos estelares, supernovas y, posiblemente, el cambio de órbita de nuestro Sol. Las simulaciones de hace unas décadas sugerían que este desenlace era inevitable.
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Disculpad el sarcasmo pero es que futbolizamos hasta la divulgación científica, es un cosa muy llamativa