Hace 6 años | Por jm_naron a muyinteresante.es
Publicado hace 6 años por jm_naron a muyinteresante.es

Resulta muy lógico e intuitivo para cualquiera entender cómo avanza un barco cuando el viento le entra por la popa, es decir por detrás: basta con desplegar las velas en perpendicular a la dirección de la corriente de aire, formando un ángulo recto con esta. Así, el velamen recoge el viento, se hincha y llena de potencia y empuja la nave hacia delante. Pero el desplazamiento de los veleros no se produce solo por este fenómeno. Si fuera así, apenas resultarían maniobrables, porque solo podrían navegar en una dirección, y sin embargo son capaces de moverse en contra del viento, o casi en contra. ¿Cómo se puede pilotar un navío contra una fuerza tan poderosa y hacerlo avanzar? En realidad, resulta imposible hacerlo completamente de frente, pero sí en ceñida –que es como se denomina este rumbo en la jerga marinera–, formando el menor ángulo posible respecto a la corriente de aire que se nos opone. Para lograrlo, la clave es navegar en zigzag, virando para cambiar el lado por el que el viento llega a la nave. Así, la corriente contraria incidirá en nuestras velas de forma oblicua –es decir, formando un ángulo que no es recto–, lo que moverá el barco lateralmente.