Ya pensaba esto hace tiempo, pero ahora, leyendo a un filósofo francés (Alain de Benoist), me termino de convencer de que Puigdemont es el político conservador, con diferencia, que más daño ha hecho a la izquierda en todo el siglo XXI.
Señala Benoist que, en el mejor momento electoral y social de Podemos, comenzó el procés independentista, y que eso desplazó el marco político en España. Lo que ya había cuajado de enfrentamiento entre los de abajo y los de arriba, los privilegiados y las élites, los que llegaban a fin de mes y lo que no, viró rápidamente, de nuevo, al viejo marco casposo de las identidades nacionales, de españoles contra catalanes, de centrípetos contra centrífugos. Y ahí se jodió todo.
Cito:
"Como compañero de viaje de este nacionalismo de tenderos (¡España nos roba!) Podemos se alejó de los trabajadores del resto de España. A partir de octubre 2017, la indefinición sobre este tema –con algodonosas invocaciones al diálogo y a la necesidad de “seducir” a los catalanes– se dio de bruces con un escenario en el que gran parte del pueblo español pedía posiciones más claras. De nuevo salió a relucir la atávica animadversión de la extrema izquierda española a la bandera de España, a la historia de España, a la idea de nación española, de pueblo español.
Así el movimiento de izquierdas se dio de bruces con esa dimensión de entramados simbólicos que está encastrada en la historia, en la psique colectiva, y que tiene tanto que ver con los hábitos de repetición, y que no podía ser descartada tan rápidamente como ellos habían pensado"
En resumen: que en la izquierda había muchos más españolistas de los que ellos pensaban. Pero muchísimos más.
El segundo asalto lo conocemos todos: ha sido ahora. Está siendo ahora. Lleva unos años en marcha.
Puigdemont nos libró de Feijoo, pero también aleja cualquier ley que suene vagmente a izquierda, aunque sea moderada. No va a haber reducción de jornada. No va a haber subidas de impuestos para los ricos. No va a haber redistribución de nada, ni IVA al 21% para la hostelería, ni nada de nada, porque el ejecutivo puede ser una coalición entre el PSOE y Sumar, pero en el legislativo las derechas tienen mayoría absoluta. Y Puigdemont la hace valer. No es un mierda, como Rajoy. La hace valer.
Así que, con el tiempo, no sería de extrañar que fuese la derecha quien le buscase un buen puesto en España a Puigdemont. Un juez amigo le permitirá regresar. Pero será un juez amigo de la derecha, no uno amigo de Sánchez. Y el Puchi lo sabe, y por eso sabe también dónde tiene que estar.
Todo en orden, de momento.