El 9 de enero de 2019 denunciamos públicamente en un Manifiesto las exigencias de Vox para apoyar un Gobierno del PP y de Ciudadanos en Andalucía que pasaban por deportar a 52 mil personas migrantes, justificando sus políticas xenófobas y de persecución bajo las mentiras repetitivas como mantras de "efecto llamada", "lucha contra las mafias" e “inmigración ilegal”. No son en absoluto mensajes inofensivos sino discursos de odio y violencia contra las personas migrantes y nuestras familias
Estas amenazas hoy son una realidad. A cambio de su apoyo a los presupuestos de 2020, Vox consigue hacer realidad uno de sus mayores anhelos: que la Policía Nacional y la Guardia Civil puedan acceder a los datos que posee la Junta de Andalucía sobre inmigrantes en situación administrativa irregular en la Comunidad andaluza. Y es que la Junta de Andalucía posee en sus archivos información sobre las personas migrantes que reciben asistencia sanitaria por parte del sistema público, unos datos que permitirían su identificación, localización y expulsión del país.
Por si esto no fuera de suficiente gravedad, el acuerdo presupuestario firmado por Vox, PP y Ciudadanos también incluye una partida de 150.000 euros en reforzar la seguridad en los centros de internamiento de niños y jóvenes migrantes no acompañados y llevar a las aulas escolares un programa de adoctrinamiento bautizado como "1492: un nuevo mundo", que tiene por objetivo blanquear y exaltar la colonización del continente americano presentándola como "la circunnavegación de la tierra y el establecimiento de relaciones comerciales y culturales con los países hispanos, como elementos determinantes de nuestra historia". “El descubrimiento del Nuevo Mundo no solo fue una empresa innovadora y colonizadora, fue una hazaña científica y técnica”, afirman.
A pesar de ser Vox la cabeza visible de las políticas de odio, nunca olvidamos que el Partido Popular y Ciudadanos comparten y aceptan con beneplácito las líneas ideológicas del mismo espectro que muestran el verdadero rostro de la derecha sin complejos: un rostro racista, xenófobo y colonial. Estas no son meras suposiciones, sino la constatación con hechos de cómo estas ideologías representan un peligro real para nuestras vidas.
Así pues, las políticas xenófobas ya puestas en práctica por Vox, PP y Ciudadanos en Andalucía son un ensayo de lo que vendrá en todo el país si no hacemos nada para frenarlos. Estas constituyen ataques frontales contra los derechos y libertades de las personas migrantes y nuestras familias, pero también contra la población vulnerable que no toleramos bajo ningún concepto. Son ataques cobardes porque no solo están basados en mentiras fácilmente desmontables, sino porque además, tal como expresamos en nuestras Reflexiones postelectorales al 28A, se nos sigue negando el derecho al voto para responder en las urnas los discursos racistas de estos partidos.
Pero no nos equivoquemos. Estos mensajes y políticas son los efectos de un problema mucho más profundo y enraizado. Es necesario seguir profundizando en esas raíces, porque la ultraderecha lleva el liderazgo en la diseminación de los discursos de odio, xenófobos, antiinmigración, pero ningún otro partido hace nada para frenar esos discursos. La mayoría de partidos, programas, políticas y discursos sobre migración nos siguen considerando objetos, infantes, incapaces de tomar decisiones propias.
Durante las campañas electorales observamos un doble discurso entre el mensaje que los políticos dicen en medios de comunicación y lo que sus programas electorales contenían realmente: mientras las derechas decían que “solo querían inmigración segura, legal y ordenada”, en sus programas electorales sus amenazas hacia nosotras y nuestras familias eran vomitivas. Mientras las izquierdas decían que eran respetuosos con los derechos humanos, en sus programas ni siquiera había una sola medida para actuar contra el racismo y blindar los derechos de las personas migrantes.
Tomemos por caso el programa electoral del PSOE, donde no hace mención alguna sobre el derecho al voto de las personas migrantes que vivimos aquí desde hace décadas. Ni siquiera pone los medios para que quienes sí tienen el derecho de votar lo puedan ejercer con garantías. En sus propuestas, las cárceles de migrantes (CIE), las vallas y fronteras, no constituyen violación alguna de los derechos humanos.
De nuevo, estas no son meras suposiciones, sino la constatación de hechos perfectamente documentados. En resumen: no hay cambios sustanciales en las políticas migratorias. Vemos más bien la perpetuación de la visión del racismo desde la moralidad, del discurso “buenista”, mientras en la práctica hay una visión de las migraciones desde el “control” sobre nuestras vidas y fronteras, donde somos una “amenaza” para la “seguridad” del país.
Afortunadamente no estamos solos. Cada vez hay más voces que se unen como aliadas a nuestro llamado. Por ejemplo, más de 140 colectivos y organizaciones de todo el país además de cientos de personas a título individual se sumaron a nuestra denuncia a principios de año, y recientemente, más de 160 organizaciones y formaciones políticas refrendaron dicho compromiso para utilizar todas las vías administrativas y judiciales a nuestro alcance para frenar las políticas xenófobas en el caso de Andalucía.
Por tanto, sigamos organizándonos para evitar la diseminación de los discursos de odio xenófobos y racistas, así como el blanqueamiento y adoctrinamiento de la colonización y del genocidio. Sigamos vigilantes para actuar utilizando todo instrumento legal disponible para blindar los derechos y la integridad de las personas migrantes y nuestras familias, entre ellos el derecho a defendernos mediante el voto en las urnas, y sigamos movilizándonos para evitar el peligroso discurso de la indiferencia y el abstencionismo que solo contribuyen a la normalización, consolidación y perpetuación del racismo.
Por ello, desde Poder Migrante lanzamos una vez más La Contracampaña, a la que te invitamos encarecidamente a participar con el objetivo prevenir el abstencionismo, fomentar el voto en las elecciones del 10N, denunciar las políticas xenófobas de odio, el no-derecho al voto de las personas migrantes e informar contenidos de los programas electorales en aspectos relacionados con las migraciones. Movilicémonos no solo en los próximos procesos electorales sino permanentemente hasta echarles de las instituciones porque este 10N el odio, la xenofobia y el racismo van a votar, y nuestra prioridad debe ser movilizarnos para proteger todo lo que amamos.
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Poder Migrante es una red de personas y colectivos migrantes que buscamos crear conciencia y movilización contra el racismo estructural, los discursos de odio y políticas xenófobas que criminalizan.
Comentarios
Claro. Se os sigue negando el derecho al voto.
Algún día habrá que explicarle a la gente la diferencia entre accionista y usuario, pro lo que veo.
Meneo el artículo porque me parece interesante, a pesar de que no coincido en varios de los puntos enumerados. No obstante, me ha quedado una duda: ¿Poder Migrante se presenta a las elecciones como partido político? Si no es así, no entiendo como podéis promover el voto el 10N, ya que como bien reflejáis en vuestra campaña, ningún partido a la hora de la verdad opta por defender vuestros valores. Luego, entonces, ¿a quién pedís que vote la gente? ¿no es incongruente con vuestro posicionamiento?
Desde mi punto de vista, lo más lógico sería precisamente defender y apoyar el derecho a no votar, ya que existe un hartazgo generalizado con la partitocracia existente y la clase política, cuyo único propósito es mantener el sistema para asegurar sus posiciones privilegiadas. Dado que han visto que por los medios tradicionales ya no podían seguir manteniendo su poder, han comenzado a utilizar discursos polarizados como "votad, que vienen los fachas" o "votad, que vienen los rojos" para provocar un miedo inexistente a la población cuyo fin es el de conseguir una participación masiva, como en las pasadas elecciones. Sin embargo, cuando preguntas a la gente el porque de su voto, la respuesta promedia es la siguiente "he votado a x partido por miedo a que los otros nos lleven a la ruina, al pasado, a algo demencial..." lo que deja patente que ya no se tiene ni en cuenta sus programas políticos (que de todas formas nunca cumplen), sino conseguir que el contrario no gane.
Nos están llevando a odiar a todo aquel que no predique con nuestro pensamiento, cuando la única verdad es que la mayoría de la gente apenas tiene nociones básicas sobre política y lo único que quieren es vivir tranquila y dignamente, No obstante, en vez de intentar arreglar los desaguisados provocados por ellos, buscan culpar a un tercero (inmigración, pueblo español, insolidaridad, Unión Europa, empresarios, Franco) distinguible al cual odiar facilmente para buscar converger toda esa desesperación y resignación contra ellos en otro punto.
Es por todos estos motivos por los que hay que defender de una manera activa la no participación en las elecciones, ya que está les otorgan la "legitimidad" del pueblo para actuar como lo están haciendo estos últimos años. Si la mitad de la población que puede votar, no lo hiciera, ¿con qué legitimidad gobernarían cuando un porcentaje importante ha dado a conocer que no se siente representado con este sistema? ¿y si ese porcentaje fuera aun mayor? Me gustaría pensar que dicho sistema, como mínimo, tendría que ser reformado al no tener apenas apoyos.