El aumento del consumo en el gigante asiático hizo que muchos entonces se lanzasen a invertir en viñedos de Burdeos. Fue el caso de Daisy Haiyan Cheng, que en 2008 se hizo con el Château Latour-Laguens, un castillo con treinta hectáreas de viñedos que compró por cerca de un millón de euros. La producción que luego enviaba a su país natal le permitía vender cada botella por entre 20 y 50 euros, diez veces más caro, según contó al medio digital Watson.
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