Un verano de récord ha dejado una huella devastadora en Europa: unas 24.400 personas han muerto en 854 ciudades del continente por causas vinculadas al calor extremo. “Estamos ante una emergencia climática. Cualquier intervención urbana que no tenga en cuenta criterios climáticos es una oportunidad y vidas perdidas”, asegura Marta Olazabal, investigadora del BC3. “Intentamos poner parches, pero no están funcionando y la mortalidad y morbilidad por olas de calor sigue aumentando".
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