No vienen a gestionar vienen a desmontar. Trabajo en una empresa pública y sabes a quien han puesto de Directora, a una persona que viene de una empresa consultora especializada en regulaciones de empleo.
#12 la democracia no se hereda: se cuida y se construye cada día. No es perfecta, ni mucho menos. España tiene problemas reales: corrupción, desigualdad, falta de transparencia, poder económico desmedido o instituciones que a veces parecen desconectadas de la ciudadanía. Pero eso no invalida el sistema: lo que exige es mejorarlo, no despreciarlo.
Según el Índice de Democracia 2024 de The Economist, España tiene una puntuación de 8,13 sobre 10, lo que la sitúa entre las democracias plenas del mundo. En Freedom House obtiene 90/100 puntos, clasificada como país “libre”. Son datos objetivos que muestran que, con sus defectos, España es una democracia consolidada.
Por supuesto, hay que enseñar a los jóvenes la verdad: venimos de una dictadura, y no podemos dar por hecha la libertad. Una democracia puede deteriorarse si se deja en manos de unos pocos o si la ciudadanía se desentiende. Por eso hay que participar, fiscalizar, exigir rendición de cuentas y seguir ampliando derechos.
No, no todo es un maquillaje del franquismo. Sí, hay que seguir peleando para que la democracia sea de más calidad y esté al servicio de todos. Pero decir que nada ha cambiado es olvidar que hoy podemos escribir, protestar, votar y discrepar sin miedo. Eso —en sí mismo— es un triunfo que merece ser defendido.
#1 Decir que “pocas cosas han cambiado” desde el franquismo es desconocer la historia reciente de España. La Transición fue un proceso complejo, pero trajo algo que bajo la dictadura era impensable: libertad, derechos y pluralismo político. Hoy los ciudadanos elegimos libremente a nuestros representantes, existe libertad de prensa, sindicatos, partidos políticos de todas las ideologías y una justicia que, con sus limitaciones, es independiente.
Desde 1978 España ha pasado de ser un país aislado y empobrecido a una democracia consolidada en la Unión Europea, con un sistema de bienestar, sanidad y educación pública que no existían en tiempos del franquismo. También hemos avanzado en igualdad, derechos laborales, derechos de las mujeres, y libertades civiles, logros que sólo pueden nacer de un sistema democrático.
La monarquía parlamentaria puede gustar más o menos, pero no es comparable con una dictadura. El jefe del Estado ya no gobierna: gobiernan los ciudadanos a través del voto. Confundir ambos sistemas es negar décadas de progreso político, económico y social.
España no es perfecta, pero es infinitamente más libre, justa y plural que bajo el franquismo. Y eso se lo debemos a la democracia nacida de la Transición.
Que no os engañen: una deducción de hasta 100 € suena bien en titulares, pero es mínima si la comparamos con otras rebajas fiscales que ha hecho el Gobierno andaluz para rentas altas o para grandes patrimonios.
Estados Unidos es un país construido por colonos europeos y su propio nombre, ‘Estados Unidos de América’, no tiene raíces históricas en los pueblos que habitaban esa región antes de la colonización; es simplemente la descripción de una unión política de estados
Como Hynkel en El gran dictador, Trump se sube al atril con gestos grandilocuentes, gesticulando y lanzando palabras rimbombantes que deberían impresionar, pero provocan sólo incredulidad y vergüenza ajena. Cada frase que pronuncia parece escrita para un guion de comedia absurda, y sin embargo, no es ficción: hay un público que lo sigue, que aplaude y que aplaudiría cualquier exabrupto, y eso convierte el espectáculo en algo inquietante. Se necesita un nuevo Chaplin, un satírico capaz de reflejar con ingenio y crudeza esta mezcla de ridículo y poder, para que el mundo pueda reír y al mismo tiempo temer, porque la verdadera tragedia es que tanta gente lo respalda mientras hace el payaso en un escenario global
Que el PIB suba está muy bien, pero de nada sirve si no revierte en la gente. Igual que el aumento del salario mínimo o ciertas ayudas sociales han demostrado mejorar vidas, los beneficios de la economía deberían destinarse a resolver problemas reales: por ejemplo, crear vivienda pública para alquileres asequibles y garantizar que jóvenes y familias trabajadoras puedan acceder a un techo digno. Este gobierno va por el buen camino, pero ahora falta corregir lo poco que queda por mejorar. Espero que, si hay un cambio de gobierno, estos beneficios no se utilicen para recortar en educación, sanidad y servicios públicos con el fin de bajar impuestos a grandes empresas y aumentar la presión sobre el ciudadano medio.
Un proyecto de infraestructura importante suele tardar varios años desde su planteamiento hasta su apertura. Antes incluso de empezar, es necesaria la iniciativa política y la asignación de presupuesto, lo que puede retrasar el inicio. La planificación y estudios previos pueden ocupar de uno a tres años, y la fase de proyecto y licitación entre uno y dos años. La construcción es lo que más tiempo lleva, de tres a siete años según la complejidad, y después se hacen pruebas y certificaciones antes de su puesta en servicio. En total, estos proyectos suelen completarse en un plazo de entre cuatro y doce años, por lo que, si se quisiera que las obras estuviera terminada a tiempo para la DANA, habría que haberse puesto en marcha hace bastantes años, posiblemente en tiempos del gobierno de Mariano Rajoy (2011-2018).
#6 exacto, encontrarse con otra civilización en el universo sería tan improbable como que una mosca que vive solo un día en España pudiera volar hasta Australia para coincidir con otra mosca antes de morir. Si esa mosca viaja a unos 7 km/h, necesitaría más de 100 días para llegar, mucho más que su vida entera. Llevando esto al cosmos, incluso alcanzando la estrella más cercana a velocidades de sondas espaciales tardaríamos decenas de miles de años, y cruzar la galaxia nos llevaría miles de millones de años. A escala del universo observable, los tiempos serían tan enormes que el encuentro sería prácticamente imposible sin un “atajo” tecnológico.
#19 Precisamente para salvar vidas existen protocolos y un responsable de emergencias. No es burocracia, es coordinación: si cada organismo lanza su propio aviso, el resultado es caos y desinformación. El presidente de la CHJ tiene que comunicar el riesgo a Protección Civil, y son ellos los que envían el aviso oficial y homogéneo. En una emergencia, lo peor es que cada uno vaya por libre.
#3 entiendo tu punto sobre la importancia de que la población reciba avisos con antelación ante situaciones de riesgo como la DANA, y estoy de acuerdo en que la información salva vidas. Sin embargo, el responsable de decidir y enviar alertas oficiales no es un presidente de la confederación hidrográfica, sino el responsable de emergencias o protección civil. Esto no es un capricho burocrático: los mensajes de alerta deben cumplir protocolos, coordinarse con los servicios de emergencia y garantizar que la población reciba instrucciones correctas y coherentes. Si cualquiera enviara avisos por su cuenta, podrían producirse confusiones, pánico innecesario o instrucciones incorrectas que pongan a la gente en peligro. Por eso, aunque el presidente de la CHJ pueda detectar el riesgo, la comunicación oficial debe pasar por los canales de emergencias, que son los que están preparados para decidir cómo, cuándo y qué comunicar a la ciudadanía.
Porque la dificultad para encontrar trabajadores no se debe a que se trabaje poco, sino a que las condiciones (salarios, horarios, conciliación) no resultan atractivas. Igual con 37.5 media y pagando las horas extras, mucha gente se plantea de nuevo volver a la hostelería.