#4 #5 Si, sería mucho más grande todavía el tema si todos sus trucos fueran originales. Pero hay un montón de talento detrás de lo que ha conseguido, y ser el creador de sus trucos sería sólo una parte de ello. Por ejemplo, fíjate en que los creadores de esos trucos que el podría haber copiado (seguro que no todos, no nos olvidemos) no lo han conseguido. Ni el mismísimo Juan Tamariz. En la vida, no todo es proponérselo (que quizas genios como Tamariz simplemente no lo han hecho) sino que es inventarse cómo hacerlo y tener el empuje suficiente.
Imagina que un hijo te dice que va a dejar de estudiar y a vivir de la magia, lo que pensarías. Y 30 sños después es el artista individual record de la historia de Broadway. Y aún teniendo en cuenta, que quizás, el resto de los artistas de la historia que por allí pasaron, tampoco son autores de lo que han representado, sea teatro, música o cualquier clase de espectáculo.
De todos modos, yo si estoy a favor de los derechos de autor. Y creo que dejar este asunto en manos de una especie de pacto de caballeros (del cual uno puede ser partidario o no) no es el camino, y él simplemente no parti ipa de él. Poco que reprocharle, más que una cuestión de puntos de vista. En el artículo que enlazas lo dicen, es algo que entre magos oasa día si y día también. No hay un consenso sobre ello, y en el caso de que un mago no destaque, no parece importarle demasiado a nadie.
#3 #4. Planteas un buen debate. Desde mi punto de vista copiar o imitar lo que hacen otros es parte de la vida misma. El tema de los "Derechos de autor" plantea tantas lagunas como problemas adicionales donde nunca los hubo.
"Magia" es pretender cobrar a todo el mundo indefinidamente en base a los denominados "Derechos de Autor". A esa "Magia de teletransporte de billetes" burocrática sí que le canta el truco. La "originalidad" una vez puesta a disposición del gran público no debería tener ni "derechos" ni "precio" ni "restricciones".