El barco navegaba a la deriva en medio de la tempestad muy cerca del Cabo de Hornos.
El contramaestre informó al capitán de los daños: una vía de agua en la sentina, el timón destrozado, mesana y bauprés dañados de manera irreparable. Un rayo hizo que se divisase la costa por la amura de babor.
El primer oficial entró súbitamente en el camarote de oficiales, y dijo que, aunque débil, había captado la señal de Menéame.
¡Intentarían lanzar un SOS a través del popular agregador de enlaces! Era su última oportunidad.
Fue un trágico final para aquél navío y para toda su tripulación.