Bajo la turbia y mansa luz que se filtraba en el retablo, una figura doliente se azotaba la nalgas, llagadas, laceradas y bermejas por la caricia del flagelo, mientras atónitos impúberes atentos intentaban conciliar la gravedad medieval de la escena y su urbana y tecnológica realidad.
- Yo confieso, ante Dios todopoderoso. Por mi culpa, por mi gran culpa
- Amén
Para Gorg sin embargo la realidad era bien distinta. Aún no acababa de comprender de qué manera su plan de convencer al párroco para oficiar la ceremonia había devenido en tan grotesca situación. Ganar la beca Centauri para explorar otros planetas era una gran oportunidad en su carrera.
- Tu misión es un honor, Gorg. Han explorado su universo cercano, sin duda son inteligentes.
- Qué magnífica especie…
- ¡ Por mi gran culpa !
- ¡ Amén !