A veces la propia realidad se convierte en una metáfora de sí misma, y eso es exactamente lo que ocurrió en el penúltimo día de la 30ª Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP30), en plena vorágine para el acuerdo final: un incendio devoraba parte del recinto de la zona azul –el área destinada a las delegaciones oficiales–, y obligaba a frenar las negociaciones. No hubo que lamentar heridos, aunque las consecuencias de lo finalmente pactado en Belém –de eso no hay duda razonable– sí los provocarán, incrementadas por la ausencia en la cita d