En Bruselas, pocas expresiones han escalado tan rápidamente como la de “autonomía estratégica”. Europa ha aprendido que no puede depender estructuralmente de actores externos para cuestiones tan sensibles como la defensa, la energía, la tecnología o el acceso a materias primas. En un mundo de competencia imperial la gran desventaja con la que cuenta la UE es que no es un Estado. Lejos de avanzar hacia una UE más soberana y autónoma, lo que se ve en el horizonte es una UE reactiva, dividida y sumida en una total irrelevancia estratégica.
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etiquetas: ue , unidad , estratégica , irrelevancia , seguridad , autonomía
Tenemos una buena base con Aribus y otras empresas europeas ya cualificadas para equiparnos
Desear que algo pase, no hace que ocurra