La movilidad laboral que atraviesa España muestra una contradicción profunda: mientras miles de trabajadores altamente cualificados abandonan el país en busca de mejores salarios y condiciones laborales, otros tantos trabajadores extranjeros llegan para ocupar sectores estructural y económicamente potentes y bien pagados. Este doble movimiento —salida por arriba, entrada por abajo— no es una casualidad ni un fenómeno aislado, sino un síntoma de un modelo productivo incapaz de generar un tejido económico diversificado y estable.
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