Hace 2 años | Por Esteban_Rosador a eldiario.es
Publicado hace 2 años por Esteban_Rosador a eldiario.es

El caso del llamado 'juancarlismo' tendrá su sitio en los libros de historia. Tras la transición, miles de republicanas y republicanos convencidos renunciaron a la República por varias razones: por el chantaje del viejo franquismo y porque lo que se les ofreció a cambio fue una monarquía austera y contenida

Comentarios

Esteban_Rosador

Todos los luchadores antifranquistas que yo conocía votaron en el referendo constitucional tapándose la nariz.

ChataPereda

#1 Bueno. Va por barrios la cosa entonces.

Peybol

Hoy y siempre: salud y república

D

austera y contenida... buena propaganda y lavado de cara

box3d

Mientras "república" sea propiedad exclusiva de los de "república socialista, feminista, ecologista, progresista" hay monarquía pa laaaaaaaaargo rato.

La república es un fin en si mismo, o debería serio.

ur_quan_master

#3 deseando que el centro derecha moderno y con un poco de vergüenza ajena de este país se suba al carro de la republica.

Pero parece que de eso no existe en España.

D

#3. El principal problema para que 'esa parte de la sociedad' se sume al republicanismo es que la Monarquía, como el franquismo que parecen sinónimos, representa mejor su visión de España y defiende mejor sus intereses. Las 'fuerzas vivas' de España ven que la república les conviene menos que apuntalar la monarquía y la Constitución, y les da 'apariencia democrática' interna y externamente, y mientras se pudre por abajo se salva el retoño tal como los partidos, que se 'regeneran' para seguir siendo lo mismo.

Las fuerzas vivas no tienen ningún incentivo para apoyar una república que disminuiría su influencia y atriesgaría sus intereses, se sumarían sólo di lo ven inevitable, y como contención de pérdidas.

Esteban_Rosador

Copio

Porque cualesquiera que sean las debilidades de los movimientos republicanos, nos recuerdan algo básico: que la monarquía, como decían las republicanas y republicanos del siglo XIX, es el último vestigio del régimen de castas, con su corte, sus privilegios, sus abusos. Y que, precisamente por eso, no se puede transigir con ella.

Salud y República