Con los tímidos tambores marcando un nuevo enfrentamiento entre potencias podemos seguir citando a Churchill, pero más vale hacer caso a la historia (y a John Fitzgerald Kennedy). Winston Churchill, como erudito y político de gran oratoria, no solo era imprevisible, sino también divertido en sus intervenciones públicas. En cambio, el recurso a sus citas –reales o atribuidas– es una de las costumbres más previsibles de la conversación pública. Especialmente cuando se trata de posicionarse ante un conflicto con una posible derivación bélica.
Comentarios
Chorrada de artículo.
La situación de Churchill y la de Kennedy no se parecían en nada.