
Dolor de ser.
Dolor de amar y de no ser amada.
Dolor de la noche acariciándome los cabellos.
Dolor del mar.
Dolor de que la vida pase sin detenerse en mi puerta.
Dolor de hablar y que mis palabras queden adheridas al viento, quien las dispersará por parajes inmemoriales.
Dolor de ser y de no tener vocación para ser.
Dolor de sobrellevar tanto amor y no poder dejarlo en parte alguna porque nadie quiere recibirlo.
Dolor en el cielo y en la tierra.
Duele ser, duele vivir.
Alejandra Pizarnik
Aquí dijiste:
"son hermosos
los ojos húmedos de los caballos".
Y aquí: "me encanta el viento".
Desando yo tus pasos, revivo tus palabras.
Y te amo en la baldosa que pisaste,
en la mesa de pino
que aún guarda la caricia de tu mano,
en el estropeado cigarrillo
olvidado en el fondo de mi bolso.
Recorro cada calle que anduviste
y sé,
que amaste este abedul y esta ventana.
Aquí dijiste:
"así soy yo,
como esa música
triste y alegre a un mismo tiempo".
Y te amo
en el olor que tiene mi cuerpo de tu cuerpo,
en la feliz canción
que vuelve y vuelve y vuelve a mi tristeza.
En el día aterido
que tú estás respirando no sé dónde.
En el polvo, en el aire,
en esa nube
que tú no mirarás,
en mi mirada
que te calcó y fijó en mi más triste fondo,
en tus besos sellados en mis labios,
y en mis manos vacías,
pues eres hoy vacío
y en el vacío te amo.
Piedad Bonnett
De vez en cuando lo recogía su padre
en un coche espectacular,
con forma de tiburón.
Para nosotros era un momento único,
algo así como ver de cerca
el famoso paraíso de la infancia.
Por la cara del niño
-hasta ese instante tan feliz, jugando-
acababan de expulsarlo de él.
Karmelo C. Iribarren
No sé escupir,
pero voy a aprender
para escupir sobre las tumbas
de todos los culpables de las guerras.
No tengo uñas,
pero quisiera tener garras
para atrapar desde mi altura
a los hombres reptiles.
No tengo poder,
pero tengo la fuerza de los pueblos
que sufren.
No tengo cultura,
pero tengo el corazón sabio
de estar con los que no tienen nada.
Gloria Fuertes, “Mujer de verso en pecho” (1983)
Cruzar un puente
sirve para llegar al otro lado,
pero mientras lo haces suceden otras cosas.
Por ejemplo,
el agua que pasa por debajo,
por los ojos del puente,
puede verse también
como un inmenso llanto del río,
un llanto eterno,
filosófico:
quiere irse y no puede,
quiere quedarse y tampoco.
Karmelo C. Iribarren
“No me escondo porque no quiera escucharte, no me escondo porque no quiera verte, no me escondo porque no os quiera.
Mira dentro de mí y verás que sólo estoy deseoso de aprender cómo disfrutar de compartir.
Enséñame a querer tu compañía, enséñame el placer de jugar contigo.
Enséñame cómo disfrutar, cómo aprender y cómo enseñar.
Enséñame a hablar, a compartir y a tener amigos.
Pero, sobre todo, enséñame a disfrutar jugando, hablando y compartiendo.
Enséñame lo que necesito para estar contigo, para estar contigo sin que te sientas rechazado porque no te miro, porque no te hablo....
Enséñame a vivir la vida como una persona más.
Sólo necesito que me enseñes las cosas que no han venido escritas en mí cuando nací.
Y así poder ser como tú, como ellos, como todos, riendo, compartiendo, jugando y hablando....
Sólo enséñame, enséñame cómo hacerlo...
Marcos Temp
En ese lugar lleno de barro
de miedo y anestesia
a bocajarro.
En lugares distantes
manchados de sangre al instante,
rima perdida
para mentes heridas.
Vida.
Tu vida,
latidos que valen poco.
Coge el fusil,
anuda las botas
antes de ser un cadáver
entre el barro inerte.
La guerra,
esa constante mentira
que es más verdad que
la vida.
ContinuumST 1999.
Si recordaras, amor mío, qué es lo que te aguarda tras las
seguras paredes de la espera.
Si recordaras cómo ¡y qué cruelmente! el deseo atendido
oculta su puñalada de decepción.
Si recordaras que, una vez que la pasión estalla, el secreto
deja de ser escudo y huída,
no me insistirías para que te mostrara, para que te ofreciera,
para que te otorgue.
Sino que te resignarías a sobrevivir dentro de mí en el dúctil
territorio de los sueños, donde todos los modos de ternura
que puedas inventar son permitidos, toda tempestad música
y ningún temor es irrevocable.
Si recordaras, Amor mío, qué es lo que te aguarda tras las
seguras paredes de mi corazón,
no me obligarías a levantarme en armas contra ti, a detenerte,
a desmentirte, a amordazarte, a traicionarte...
antes de que te me arrebaten, dulce silencio mío,
mi único tesoro, insensato e irreductible sentimiento.
Ana Rosetti.
Voy a aprender idiomas raros
para evitar la erre
de desarraigo
errático
o destierro.
Para que conjugar el pasado no suponga un acto de
violencia
y hacer de otros alfabetos el escondite perfecto.
Serán lenguas que no digan ausencia
que no digan lejos;
lenguas con un orden sintáctico
que hable de la importancia de las cosas,
de prioridades.
Así, poco a poco, me desordeno:
le pierdo la pista al sujeto
y aprendo a decir hogar en cinco idiomas
y busco en ellos el hueco,
la excusa.
Y a pesar de todo
acabaré arrancándome la lengua
para olvidar las cosquillas detrás de los dientes;
acabaré arrancándome la lengua y ya no habrá
desarraigo
errático
ni destierro.
Natalia Velasco
Hoy estoy sin saber yo no sé cómo
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.
Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos en mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.
No puedo con mi estrella,
y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.
Si no fuera… ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo ahí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.
Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.
Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?
Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?
Ayer, mañana, hoy,
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.
Me sobra el corazón.
Hoy descorazonarme,
yo el más descorazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.
Miguel Hernández
Besas como si fueras a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,
me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme,
tiras mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio. Y luego, mimadora,
la brizas y la rozas con tu beso.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso.
Blas de Otero
Busca y anhela el sosiego…
mas… ¿quién le sosegará?
Con lo que sueña despierto,
dormido vuelve a soñar.
Que hoy como ayer, y mañana
cual hoy, en su eterno afán,
de hallar el bien que ambiciona
-cuando sólo encuentra el mal-,
siempre a soñar condenado,
nunca puede sosegar.
Rosalía de Castro
Todo da una de cal y otra de arena.
Todas las caras tienen su cara y su cruz.
Todos somos un pájaro que vuela
a la vez hacia el norte y hacia el sur.
Todo lo que se vuelve a contar
ya es otra historia.
Todo lo que se rompe
inventa a su enemigo.
Y la misma canción,
al cambiar de persona,
no dice lo de siempre cuando dice lo mismo.
Benjamín Prado
Fragmento del tema 19 días y 500 noches
“-luces fuera-
caída, manos unidas, en instantáneo
éxtasis como un chute de de heroína o morfina,
la glándula interior de mi cerebro descargando
el perfecto fluido alegre (Santo Fluido) cuando
me desnudo y fijo todas las partes del cuerpo
a un trance de inactividad- Curando
todas mis enfermedades- borrándolo todo- ni
siquiera un fragmento de un <<Espero que tú>> o un
lunático bocadillo de tebeo queda, sólo la mente
en blanco, serena, sin pensamientos. Cuando un pensamiento
brote llegando de lejos con su manifiesta
presencia de imagen, debes engañarlo y fuera con él,
quítatelo de delante, dríbalo, y
se desvanece, y el pensamiento nunca vuelve- y
con alegría comprendes por primera vez
<<Pensar es justo lo mismo que no pensar-
Así que no tengo que pensar
nada
más”
Y te busqué
más allá del horizonte,
por las esquinas del aire
en las entrañas del monte,
en las rayas de mi mano,
en el eco de tu escote,
a través del espejo
en la llave de un cofre,
en el desván de mis sueños,
en un vaso de bronce,
en las fases de la luna,
en el fulgor de la noche,
en la inmensidad de cielo
y en la vacuidad del orbe.
Y no te hallé.
Dime,
dónde te escondes.
Juan Gómez Capuz
Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.
Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
El mundo está parpadeando
como una bombilla vieja de desván
a punto de extinguirse.
Pero a nadie le importa.
Seguimos avanzando tan felices,
cada vez más a oscuras
hacia no sabemos dónde.
Libres al fin
de la tiranía de los dioses.
En los labios, la sonrisa obligatoria.
Karmelo C. Iribarren
Como el que mira la lluvia en la ventana
y recuerda aquellos días
en los que todo
era posible,
así leo ahora los poemas:
sin esperanza,
con convencimiento.
No sabría decir
qué busco en ellos,
pero sé que me hace
mucha falta.
Acaso solo,
frecuentar más la tristeza,
a ver si así
duele menos.
Karmelo C. Iribarren
El capitán Pollaherida
ha perdido la partida.
La teniente Chochofrío
se planta con poderío
en medio de la avenida
y con recio desparpajo
le planta un escupitajo
al que valora su culo.
Ya da igual si es mula o mulo:
lo que de veras aporta,
lo que de veras importa
es que te da por el culo.
Y al final de su jornada,
se lo curre o no haga nada,
se rasque el coño o el nabo
sus amigas y su esclavo
la llaman EMPODERADA.
menéame