La belleza de la palabra
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Poema - "Te quiero"

Tus manos son mi caricia,

mis acordes cotidianos.

Te quiero porque tus manos

trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos

mi amor mi cómplice y todo,

y en la calle codo a codo,

somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro

contra la mala jornada.

Te quiero por tu mirada

que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,

tu boca no se equivoca.

Te quiero por que tu boca

sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos

mi amor mi cómplice y todo,

y en la calle codo a codo,

somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero

y tu paso vagabundo,

y tu llanto por el mundo,

porque sos pueblo, te quiero.

Y porque amor no es aureola,

ni cándida moraleja,

y porque somos pareja

que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso.

Es decir, que en mi país

la gente viva feliz

aunque no tenga permiso.

Si te quiero es porque sos

mi amor mi cómplice y todo,

y en la calle codo a codo,

somos mucho más que dos.

Mario Benedetti

Poema recitado por el autor

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Poema - "Después"

Y ahora se inicia

la pequeña vida

del sobreviviente de la catástrofe del amor:

Hola, perros pequeños,

hola, vagabundos,

hola, autobuses y transeúntes.

Soy una niña de pecho,

acabo de nacer

del terrible parto del amor.

Ya no amo.

Ahora puedo ejercer en el mundo,

inscribirme en él,

soy una pieza más del engranaje.

Ya no estoy loca.

Cristina Peri Rossi

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Poema - "Ya no será "

Ya no será,

ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo,

no coseré tu ropa, no te tendré de noche,

no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui,

porqué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca,

ni si era de verdad lo que dijiste que era,

ni quién fuiste, ni qué fui para ti,

ni cómo hubiera sido vivir juntos,

querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre, y tú,

ya no serás para mí más que tú.

Ya no estás en un día futuro,

no sabré donde vives, con quién,

ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir.

Idea Vilariño

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Poema Golondrino (Bécquer)

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde aún más hermosas

sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer como lágrimas del día…

¡esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…; desengáñate,

¡así… no te querrán!

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El mirlo del lago Laíg

El mirlo del lago Laíg

El pájaro

Ha silbado

Desde la punta de su pico

De vivo amarillo

Canta su reclamo

Sobre el lago Laíg

Un mirlo en una rama

Un montón de amarillo.

(Poema anónimo, siglo VIII)

 

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Poema - "Desde los afectos"

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo? 

Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo. 

Que nadie establece normas, salvo la vida. 

Que la vida sin ciertas normas pierde forma. 

Que la forma no se pierde con abrirnos. 

Que abrirnos no es amar indiscriminadamente. 

Que no está prohibido amar,

que también se puede odiar. 

Que el odio y el amor son afectos. 

Que la agresión porque sí, duele mucho. 

Que las heridas se cierran,

que las puertas no deben cerrarse. 

Que la mayor puerta es el afecto. 

Que los afectos nos definen.

Que definirse no es remar contra la corriente. 

Que no cuanto más fuerte es el trazo más se dibuja. 

Que buscar un equilibrio no implica ser tibio. 

Que negar palabras es abrir distancias. 

Que encontrarse es muy hermoso. 

Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida. 

Que la vida parte del sexo. 

Que el porqué de los niños, tiene un porqué. 

Que el querer saber de alguien, no es sólo curiosidad. 

Que para saber todo de todos, es curiosidad malsana. 

Que nunca está de más agradecer. 

Que autodeterminación, no es hacer las cosas solo. 

Que nadie quiere estar solo.

Que para no estar solo hay que dar.

Que para dar debimos recibir antes. 

Que para que nos den también hay que saber cómo pedir. 

Que saber pedir no es regalarse. 

Que regalarse en definitiva es no quererse. 

Que para que nos quieran, debemos demostrar qué somos. 

Que para que alguien sea, hay que ayudarlo. 

Que ayudar es poder alentar y apoyar. 

Que adular no es apoyar.

Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara. 

Que las cosas cara a cara son honestas.

Que nadie es honesto porque no robe. 

Que el que roba no es ladrón por placer. 

Que cuando no hay placer en las cosas, no se está viviendo. 

Que para sentir la vida, no hay que olvidarse que existe la muerte. 

Que se puede estar muerto en vida. 

Que se siente con el cuerpo y la mente. 

Que con los oídos se escucha.

Que cuesta ser sensible y no herirse.

Que herirse no es desangrarse. 

Que para no ser heridos levantamos muros. 

Que quien siembra muros, no recoge nada. 

Que casi todos somos albañiles de muros. 

Que sería mejor construir puentes. 

Que sobre ellos se va a la otra orilla, y también se vuelve. 

Que volver no implica retroceder. 

Que retroceder también puede ser avanzar. 

Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol… 

Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida. 

Daniel Russo Rendo

Nota sobre la autoría

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Poema - "La lenta máquina del desamor"

La lenta máquina del desamor,

los engranajes del reflujo,

los cuerpos que abandonan las almohadas,

las sábanas, los besos,

y de pie ante el espejo interrogándose

cada uno a sí mismo,

ya no mirándose entre ellos,

ya no desnudos para el otro,

ya no te amo,

mi amor.

Julio Cortázar

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Poema - "Pasatiempo"

Cuando éramos niños

los viejos tenían como treinta,

un charco era un océano,

la muerte lisa y llana

no existía.

Luego cuando muchachos,

los viejos eran gente de cuarenta,

un estanque era océano,

la muerte solamente

una palabra.

Ya cuando nos casamos,

los ancianos estaban en cincuenta,

un lago era un océano,

la muerte era la muerte

de los otros.

Ahora veteranos,

ya le dimos alcance a la verdad,

el océano es por fin el océano,

pero la muerte empieza a ser

la nuestra.

Mario Benedetti

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Poema - "Cuando me siembre en la madera"

Cuando me siembre en la madera,

vendrán todas las voces

—calladas en otrora—,

a hablar de cómo llegué a la raíz del mundo,

cómo toqué las cosas desde el alma misma del silencio;

vendrán,

pulcras,

cercanas y dulces

—como nunca habían sido—,

a duplicar mi vida simple con bondades,

para desprender quejidos

de los hermanos que escogí en este evento inusitado.

Cuando me siembre en la madera,

no les oiré,

deben saberlo,

aunque sé que igual harán lo suyo,

amontonarse,

como las moscas a la gracia del infante

para tener su momento de gloria en el infortunio,

el abismo selecto

donde mejor saben habitar.

Juan Ortiz

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Poema - "No todo es dolor"

A pesar de todo creo que hay más que dolor en un duelo.

Existe por ejemplo el coraje de llegar adonde nunca llegaste.

Y en el acto de dejar atrás hay algo de salir al encuentro.

Y cada adiós oculta silencioso un bienvenido.

La existencia es tan sólo una mezcla extraña

de finales y principios.

Y las despedidas mucho más

un tema de la vida que de la muerte.

Y lo creo porque otros que vivieron lo contaron,

porque otros que sufrieron primero,

crecieron después del dolor.

Es por eso que sé que no estoy sola,

que avanzo día y noche acompañada.

Que hay otros que dejando su marca en el camino

encontraron más tarde…caminando,

el sentido verdadero de haberlo recorrido.

Marta Bujó

Fuente

 

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Poema - "Poco a poco"

Poema - "Poco a poco"

Pasada ya la cumbre de la vida

-que dijo el clásico-,

ahora todo es descenso.

Desde allí arriba

-recuerdas-,

se veía el paisaje

con una claridad vertiginosa:

los lugares que mejor no haber pisado

y los que ya nunca pisarás.

Por suerte y por desgracia, unos y otros

se irán desdibujando

entre la niebla.

Te preguntas si esto

no debería preocuparte más.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Esos momentos"

Quizá no puse

el empeño necesario,

o se trate solo de que tuve mala suerte.

No lo sé.

La sensación,

en cualquier caso,

es la misma:

esos momentos

que valen por una vida

yo no los encuentro por ninguna parte.

Me queda el consuelo

de que mi memoria

no es ya, ni de lejos, la que fue.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "El futuro"

Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle,

en el murmullo que brota de noche

de los postes de alumbrado,

ni en el gesto de elegir el menú,

ni en la sonrisa que alivia

los completos de los subtes,

ni en los libros prestados,

ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,

en el destino original

de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás,

o en el color de un par de guantes

o una blusa.

Me enojaré, amor mío,

sin que sea por ti,

y compraré bombones

pero no para ti,

me pararé en la esquina

a la que no vendrás,

y diré las palabras que se dicen,

y comeré las cosas que se comen

y soñaré las cosas que se sueñan

y sé muy bien que no estarás,

ni aquí adentro, la cárcel

donde aún te retengo,

ni allí fuera, ese río de calles

y de puentes.

No estarás para nada,

no serás ni recuerdo,

y cuando piense en ti,

pensaré un pensamiento

que, oscuramente,

trata de acordarse de ti.

Julio Cortázar

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Poema - "Canción de amor"

Espérame

cuando vistas tu soledad de gala

para celebrar lo que nunca vuelve,

cuando sientas el golpe en la garganta

del llanto incontrolado,

cuando un vuelo bajo te haga rozar

las hojas del otoño,

cuando apenas el aliento te sirva

para decir mi nombre,

espérame.

Porque yo sabré entrar sin hacer ruido

y sacar de tu pecho un horizonte.

Alejandro Pedregosa, “En la inútil frontera”

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Poema - "Dos pequeños lagos grises"

A algunos se diría

que no les ha salido nunca al encuentro,

o que no han sabido dar con ella,

o que les ha dado miedo,

pero se ve en sus miradas

-esos diminutos lagos grises

en los que no termina de llover-,

que cuando ellos estaban,

ella acababa de irse

o no había llegado aún.

Si al menos hubiese tristeza.

Pero no hay nada,

solo lo que nunca fue.

Karmelo C. Iribarren

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Hoy pregunta tú a la esfinge

Hoy pregunta tú a la esfinge

y no sigas más su juego,

hazte dueño del misterio

que no tiene más arcano

que el lodo con que se oculta,

que no guarda más secreto

que esos posos cenicientos

con olor a columbario

arrumbado en un desván.

Hoy pregunta tú a la esfinge,

pregúntale a dónde van

los pedestales sin nombre

devorados por el musgo,

los airosos frontispicios

orografiados de grietas,

las lápidas funerarias

que conservan sus plegarias

en solemnes inscripciones

que ni el cantero leyó.

Pregunta al bajorrelieve

si no conoce ese juego

de la imagen que es ausencia,

de la letra que se forma

donde ha faltado la piedra,

de la palabra que brota

donde nada importa ya.

Hoy pregunta tú a la esfinge:

que te cuente qué se hicieron

los diplomas y las leyes,

las actas de los concilios

y las charlas de café,

pregúntale dónde fueron

los amigos de la infancia,

dónde huyeron los carteros,

los sargentos, los bedeles,

las hormigas que peleaban

en un frasco de pastillas,

las llaves, las rebeldías,

las flores, los oropeles

de tanto disfraz de rico,

dónde escaparon las tardes

haciendo caligrafía

sobre cuadernos pautados

de blanca inutilidad, 

en qué pararon los libros,

los aplausos, los congresos,

las carreras, los afanes,

las verbenas, los diplomas

y los barcos de papel.

Hoy pregunta tú a la esfinge

y sabrás que los enigmas

son escudos, son murallas

para ocultar la tristeza

de ser un cero a la izquierda,

un acento circunflejo

en la mirada de un ibis,

un signo interrogativo

de una frase desertora,

abandonada en un punto

suspensivo por de más.

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Haiku 7....

Frontera plena

de contrabando:

la de la edad.

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El miedo siempre...

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

Eso que nos anima

como las ánimas

en pena o en alegría.

Morir.

Tal vez soñar.

Soñar.

Tal vez morir.

Vivir.

Tal vez sentir.

Sentir.

Tal vez negar.

Morimos cada día

y despertamos

de un sueño eterno

cada día,

a cada hora,

a cada instante.

Una mente nos anima

como si fuéramos ánimas

portando antorchas

en un bosque infinito.

Solas y acompañadas.

Acompañadas y solas.

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

ContinuumST (Enero, 1999)

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La Higuera - Poemas de Juana de Ibarbourou

La Higuera - Poemas de Juana de Ibarbourou  

Poemas del alma.
"La Higuera" de Juana de Ibarbourou
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Los lobos

Sueño lobos emboscados

en los campos de tu rostro

y amanecen las montañas

entre aullidos y rastrojos.

Sueño dientes que se cierran

en crujidos espantosos,

en soledades baldías

sobre el negro de tus ojos,

y amanezco entre los miedos

y entre los miedos me escondo,

que guardarse en la lobera 

es saber huir del lobo.

Con la esperanza en barbecho

cavaré en mi vientre un pozo

para tender una trampa

al que ahuyenta mi reposo

y en los brazos de la fiera

sabré disfrutar el gozo

de ser carne y sólo carne,

de ser cebo venenoso,

de ser el blanco cordero 

que llevó al mastín el lobo.

Sueño noches de tormenta

en campos que no conozco,

sembrados por mis palabras

segados por tus enojos,

y despiertos entre los trillos

y entre los trillos me escondo,

que el trigo que así se oculta

es el que escapa del horno.

Feindesland. 2006

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Dilemas becquerianos

Hoy la lírica celebra su día

y no podía yo ignorar tal asunto,

por eso como Bécquer me pregunto:

¿qué demonios será la poesía?

Simbiosis de métrica y fantasía,

sin faltar el ingenio en el conjunto,

contando sílabas versos pespunto;

moderando emoción y teoría.

Más algo inefable habita en la rima,

pues no atiende a hipótesis ni razones

todo aquello que el alma dictamina.

Poesía es exhalar mil emociones

bajo la norma que el lirismo estima

exiliando arrogantes pretensiones.

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Noches del mes de junio

A Luis Cernuda

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.


Jaime Gil de Biedma
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"Não tenhas nada nas mãos...

"Não tenhas nada nas mãos...

No tengas nada en las manos

ni una memoria en el alma.

Que cuando pongan en tus manos el último óbolo,

al abrirlas nada caiga de ellas.

¿Qué trono te quieren dar

que Átropos no te quite?

¿Qué laurel que no se marchite

en los arbitrios de Minos?

¿Qué horas que no te reduzcan

a la sombra que serás

cuando de noche estés

al fin del camino?

Toma las flores, pero suéltalas

apenas miradas.

Siéntate al sol. Abdica

y sé rey de ti mismo.

[Não tenhas nada nas mãos

Nem uma memória na alma,

Que quando te puserem

Nas mãos o óbolo último,

Ao abrirem-te as mãos

Nada te cairá.

Que trono te querem dar

Que Átropos to não tire?

Que louros que não fanem

Nos arbítrios de Minos?

Que horas que te não tornem

Da estatura da sombra

Que serás quando fores

Na noite e ao fim da estrada.

Colhe as flores mas larga-as,

Das mãos mal as olhaste.

Senta-te ao sol. Abdica

E sê rei de ti próprio.]

Fernando Pessoa

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La despedida

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.

Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.

No sé si me quisiste... No sé si te quería...

O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,

me lo sembré en el alma para quererte a ti.

No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;

pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,

y el corazón me dice que no te olvidaré;

pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,

tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,

mi más hermoso sueño muere dentro de mí...

Pero te digo adiós, para toda la vida,

aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Ángel Buesa

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Explico algunas cosas

Explico algunas cosas

Y una mañana todo estaba ardiendo

y una mañana las hogueras

salían de la tierra

devorando seres,

y desde entonces fuego,

pólvora desde entonces,

y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,

bandidos con sortijas y duquesas,

bandidos con frailes negros bendiciendo

venían por el cielo a matar niños,

y por las calles la sangre de los niños

corría simplemente, como sangre de niños.

(…)

Generales

traidores:

mirad mi casa muerta,

mirad España rota:

pero de cada casa muerta sale metal ardiendo

en vez de flores,

pero de cada hueco de España

sale España,

pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,

pero de cada crimen nacen balas

que os hallarán un día el sitio

del corazón.

(…)

Pablo Neruda

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