En la pantalla del radar aparecía un punto sospechoso. Podía ser una nave enemiga.
La amenaza permanecía a una distancia constante. Si nos alejábamos, avanzaba hacia nosotros. Si nos acercábamos, huía a una velocidad equivalente a la nuestra.
Quien quiera que pilotase aquella nave, parecía dispuesto a hacernos perder los nervios. Eran ya tres semanas de tira y afloja, y nuestras reservas de combustible comenzaban a agotarse.
Informamos a Tierra y dijeran que era prioritario identificar aquella nave. Si coordinaba sus movimientos con los nuestros, seguramente era una nave, y seguramente no tenía buenas intenciones. Jugándonos la vida, aceleramos al máximo tratando de sorprenderlos, pero huyeron.
Con muchas dificultades, y cai deshidratados, logramos regresar a Tierra.
Sólo entonces supimos que el punto era un puñetero pixel dañado en la pantalla del radar.
Pero ciertamente era un punto muy peligroso. Por poco nos mata.