Le había llamado «Roberto». Con el timbre infantil de su senilidad había vuelto a confundirle con su hermano. «Yo, que tantos años te sirvo y nunca te desobedecí», rugía con mirada de ira bíblica mientras le retiraba la cuchara de la boca. «Roberto está preso», le recordó, aunque sabía que en vano. Delante tenía a un hombre confuso y en retirada.
|
etiquetas: menéame , concurso , microrrelatos
¿ A quién tienes infiltrado en las cloacas de menéame ?
Una consulta: ¿El ganador es el que más meneos recibe?