Hace 9 años | Por --336008-- a elconfidencial.com
Publicado hace 9 años por --336008-- a elconfidencial.com

“Al acabar la pieza, el público rompió en aplausos. Pero no se oían porque todo el mundo llevaba manoplas. Y, si observabas la multitud, era imposible determinar quién era hombre y quién mujer. Las mujeres iban forradas de arriba abajo y los hombres cubiertos con bufandas y chales. Algunos llevaban abrigos de piel de mujer”. Quien habla es Ksenia Matus, era oboísta en la Filarmónica de Leningrado y así recuerda el estreno de la Sinfonía Leningrado de Shostakovich durante el asedio a la ciudad.