El ajedrez había sido su refugio frente a una existencia repleta de sinsabores emocionales y económicos, pero ahora no solo era derrotado en la vida, sino también sobre el tablero. Podemos suponer que más allá de su imaginación, Steinitz nunca jugó al ajedrez con Dios. Pero sí sabemos que ideó toda una serie de principios cuya certeza y belleza poco tienen que envidiar a los propios principios de la creación.
Comentarios
Como habla de la inmortal de Andersen, dejo el enlce:
https://www.chess.com/es/article/view/la-partida-inmortal-anderssen-vs-kieseritzky-1851