Venecia vuelve a ser de los venecianos, por ahora. El virus ha barrido a los turistas de la ciudad y la ha convertido en un lugar para locales, para los habitantes del Veneto: ante esta situación el alcalde dice que «no moriremos del virus, pero tal vez sí de hambre». El agua de los canales corre limpia y muestra extraños colores, y se ha hecho visible una fauna ya prácticamente exótica, como los peces. Hasta un pulpo (acontecimiento excepcional, según los biólogos) se ha dejado ver. La peste se alimenta de hipérboles.
Comentarios
"En los barrios del centro romano vivían ciento setenta mil personas en 1950. Hoy son ochenta mil. " El turismo mata cultura
En Julio lo tendrán todo otra vez como antes.
no...,no es Aschenbach...
"no moriremos del virus, pero tal vez de hambre".
Pues a pescar pulpo, que está riquísimo .