El Symphony of the Seas, de Royal Caribbean, no solo es un gigante del mar: es también una ciudad flotante donde la cocina nunca duerme. A bordo, más de 6.000 pasajeros y 2.200 tripulantes comen cada día entre tres y seis veces, lo que obliga a preparar y servir unas 30.000 comidas diarias en pleno océano. Allí trabajan más de 1.000 personas, desde chefs y panaderos hasta cortadores, pasteleros o encargados de stock. En total, se destina un presupuesto de un millón de dólares semanales para abastecer los 23 restaurantes y buffets del barco.
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Todo lo malo de las aglomeraciones humanas, todo lo malo del turismo de masas y todo lo malo de alta mar
Y sin nada de lo bueno, porque en una ciudad al menos tienes para elegir, aqui los 23 restaurantes salen del mismo sitio y con miles a bordo no obtienes nada de la tranquilidad de estar en el mar.
Además te apean en el puerto de los sitios turisticos, donde ya te estan esperando para sablearte. Ves 4 cosas rapidamente en sitios saturados (saturados por los que vais en el barco) y vuelta a embarcar.
Pocas cosas menos apetecibles se me ocurren. Pero el raro soy yo, desde luego, visto el exito que tienen