"Me parece de mala educación llamar al móvil sin avisar. Si no es una urgencia (y no son mis padres) no me llames, para algo tenemos WhatsApp." Este tuit de @thaissotillo se viralizó hace unos días y generó respuestas de todos los colores, pero con la sensación de que es una cuestión generacional: en algún momento, para los nacidos especialmente a finales de los 90 en adelante, las llamadas telefónicas –el gesto más básico de un teléfono– se han convertido en una violación del protocolo social.