El presidente chino, Xi Jinping, apoya al líder ruso, Vladímir Putin, en Ucrania porque así debilita a Estados Unidos. No le importa que la Unión Europea, uno de sus mejores clientes, afronte un peligro existencial. No dejará caer a Putin porque la guerra consume los recursos y la atención que Estados Unidos preferiría poner en el Pacífico.