En la batalla de Sekigahara el destino de Japón se jugó a cara o cruz.Hay muchas historias que contar en torno a esta batalla, en la que contingentes enteros cambiaron de bando en medio del fragor del combate y el resultado final fue cosa incierta hasta prácticamente el último arcabuzazo. Pero, en realidad, la anécdota que hoy nos ocupa tuvo lugar poco después del choque en sí. Complementaria de Batalla de Sekigahara, 1600