Hay una evidente discordia entre su imagen cinematográfica -un joven guapísimo, adorable e inocente- y el ogro repelente que protagoniza diversos testimonios de sus parejas y sus hijos. Farrah Fawcett fue un romance que empezó cuando Lee Majors, su marido y gran amigo de Ryan O'Neal, le pidió a éste que la acompañara una noche en la que él estaba de viaje. Mantuvo una relación incendiaria durante casi veinte años, un idilio agravado por las constantes infidelidades del actor, sus abusos con las drogas y el alcohol y su devoción por las armas.
Comentarios
Echemos mierda al muerto, ahora que "el que calla otorga".
El tipo ya al final estaba hecho polvo, pero aun así no paraba de intentar liarse con cualquiera. En el entierro de Farrah Fawcett, y estando ya gagá perdido, empezó a tirarle los tejos a su propia hija, que tuvo que decirle "pero papá, para un poco, que soy yo".