"Los españoles que quieren dejar de serlo luchan contra la fiesta de los toros", dijo Esperanza Aguirre en 2014 durante Feria de Abril de Sevilla. Para la por entonces presidenta del PP de Madrid, acabar con los festejos era sinónimo de "desprestigiar" a España. Esa es la razón por la que llegó a declarar el espectáculo como Bien de Interés Cultural, para "defenderlo de los ataques de los malandrines". A pesar de ello, el espectro de detractores es mucho más amplio del que creía la política.
#2:
Hay una historia que leí una vez en un libro sobre nuestra hermosa patria, que suelo contar de vez en cuando porque es muy paradigmática.
Allá por los siglos XVI y XVII todo lo taurino era considerado repugnante, espectáculo bárbaro para la chusma, de lo más bajo. A Góngora, por ejemplo, sus superiores eclesiásticos le increparon porque se le había visto en una corrida de toros, y eso era impropio del clero. A Quevedo, como ilustra el libro aquí reseñado, ni siquiera le gustaba el toreo.
Pero entonces llegó el siglo XVIII. Y los afrancesados e ilustrados no hacía más que señalar con el dedo a las dos clases improductivas: clero y nobleza. Y no hacían más que decir cuán atrasada estaba España. Como ejemplo de ese atraso, nada más ilustrativo que las corridas de toros: ¡qué cosa más burra, más lamentable, más infame!
Pues bien: en ese momento, para tocar los huevos a los ilustrados y afrancesados, y de paso ejercer un populismo que les beneficiara, la nobleza y el clero empezaron a decir que las corridas eran la esencia misma del noble pueblo español: y las apoyaron a muerte de todas las formas posibles. Cómo será la cosa que nació un romanticismo de corte reaccionario ensalzando todo lo hispánico a tope: los majos (acuérdate de los cuadros de Goya), el lenguaje barroco (si lees una crónica taurina, verás cómo va unido a ella) y, por supuesto, el desarrollo de una poética de la corrida de toros (con invención y uso masivo de términos pedantes como "tauromaquia") y de unas reglas y una estética taurinas oficiales.
Y desde entonces las clases altas protegen el toreo.
#22:
#13 A ver, una cosa que me repatea es esa falsa dicotomía entre "cultura o barbarie". Algo puede ser cultura y ser una salvajada bárbara. Los combates de gladiadores eran cultura. De la buena. Cultura romana a saco. Y eran una barbaridad.
El entrar en la discusión de si es o no es cultura es entrar en el juego de los taurinos. La respuesta no creo que deba ser "no es cultura" porque se tiene las de perder. La respuesta ha de ser "Es cultura, sí, y también una burrada que ha de ser abolida"
#6:
#2A Góngora, por ejemplo, sus superiores eclesiásticos le increparon porque se le había visto en una corrida de toros, y eso era impropio del clero
Sin embargo el clero sí que solía asistir por más que estuviese vetado por un motu proprio del papa. Como dijo el propio Góngora: Que si vi los toros que hubo en la Corredera las fiestas del año pasado, fue por saber iban a ellas personas de más años y más órdenes que yo, y que tendrán más obligación de temer y de entender mejor los «motus proprios» de Su Santidad.
#1:
NOTA: Lo pongo en cultura por el libro, no por los toros, como es lógico.
Hay una historia que leí una vez en un libro sobre nuestra hermosa patria, que suelo contar de vez en cuando porque es muy paradigmática.
Allá por los siglos XVI y XVII todo lo taurino era considerado repugnante, espectáculo bárbaro para la chusma, de lo más bajo. A Góngora, por ejemplo, sus superiores eclesiásticos le increparon porque se le había visto en una corrida de toros, y eso era impropio del clero. A Quevedo, como ilustra el libro aquí reseñado, ni siquiera le gustaba el toreo.
Pero entonces llegó el siglo XVIII. Y los afrancesados e ilustrados no hacía más que señalar con el dedo a las dos clases improductivas: clero y nobleza. Y no hacían más que decir cuán atrasada estaba España. Como ejemplo de ese atraso, nada más ilustrativo que las corridas de toros: ¡qué cosa más burra, más lamentable, más infame!
Pues bien: en ese momento, para tocar los huevos a los ilustrados y afrancesados, y de paso ejercer un populismo que les beneficiara, la nobleza y el clero empezaron a decir que las corridas eran la esencia misma del noble pueblo español: y las apoyaron a muerte de todas las formas posibles. Cómo será la cosa que nació un romanticismo de corte reaccionario ensalzando todo lo hispánico a tope: los majos (acuérdate de los cuadros de Goya), el lenguaje barroco (si lees una crónica taurina, verás cómo va unido a ella) y, por supuesto, el desarrollo de una poética de la corrida de toros (con invención y uso masivo de términos pedantes como "tauromaquia") y de unas reglas y una estética taurinas oficiales.
Y desde entonces las clases altas protegen el toreo.
#2A Góngora, por ejemplo, sus superiores eclesiásticos le increparon porque se le había visto en una corrida de toros, y eso era impropio del clero
Sin embargo el clero sí que solía asistir por más que estuviese vetado por un motu proprio del papa. Como dijo el propio Góngora: Que si vi los toros que hubo en la Corredera las fiestas del año pasado, fue por saber iban a ellas personas de más años y más órdenes que yo, y que tendrán más obligación de temer y de entender mejor los «motus proprios» de Su Santidad.
#6#2 ¿En serio los antitaurinos han de inventarse mentiras y decir falsedades para defender sus argumentos?
Lo de meter a Miguel Hernandez en el bando de antitaurinos es de lo más ridículo que he escuchado en mucho tiempo. él, coautor de El Cossio, la mayor enciclopedia taurina y del que ya hubo una polémica hace un tiempo en Alicante cuando Compromis intentó prohibir un cartel taurino con la imagen de Miguel Hernandez y tuvo que salir sus Familiares a defender el cartel alegando lo gran aficionado que era... https://elpais.com/cultura/2017/05/17/actualidad/1495015497_123588.html
#2 Es que la tauromaquia actual procede del siglo XIX y es su forma más refinada. Antes se hacían todo tipo de espectáculos esperpénticos que poco tienen que ver, por eso es lógico que se considerara algo bárbaro y de baja estofa.
Hay multitud de izquierdistas que han defendido la tauromaquia en el siglo XIX y en el XX porque, guste o no, es una joya cultural.
#4 sobre las guerras tambien hay mucha literatura, cuadros, poesía y nadie hablaría de la belleza de la guerra.
Por otro lado, que a un escritor o un poeta le gusten los toros es tan relevante como que a un taxista le gusten los toros. Una falacia de autoridad de libro.
#8 joya cltural. Madre mía qué forma de deleznar la cultura.
#13 A ver, una cosa que me repatea es esa falsa dicotomía entre "cultura o barbarie". Algo puede ser cultura y ser una salvajada bárbara. Los combates de gladiadores eran cultura. De la buena. Cultura romana a saco. Y eran una barbaridad.
El entrar en la discusión de si es o no es cultura es entrar en el juego de los taurinos. La respuesta no creo que deba ser "no es cultura" porque se tiene las de perder. La respuesta ha de ser "Es cultura, sí, y también una burrada que ha de ser abolida"
Es un entretenimiento burdo y sangriento heredado del circo romano. Las clases altas siempre han disfrutado de ver a unos pobres desgraciados luchando por su vida en la arena. Antes era por obligación, a los esclavos, pero ahora les animan con fama y dinero, ensalzandoles, haciéndoles creer que son héroes cultos y artistas.
Creo que es un artículo interesante pero my parcial. El toreo es un espectáculo propio de un mundo rural con antecedentes muy antiguos relacionados con la simbología del toro. Es cierto que el aspecto "pagano" no era precisamente del agrado de las Iglesia por su carácter"salvaje".... Y es cierto que ha sido criticado por algunos intelectuales. Como también es cierto que ha tenido y tiene un vertiente poética y artística ( Sánchez Mejías fue un torero admirado por la generación del 27 , escritor que estrenó teatro en el María Guerrero y que cuando muere por una cornada Lorca, Alberti y Miguel Hernández le recuerdan ).
Hoy , en un mundo urbanizado con unos valores tan alejados de ese mundo rural,poco futuro tiene. Pero desde luego hay que ser muy limitadito y muy cortito para negar lo que ha supuesto en la danza( Belmonte de Cesc Gelabert) en la pintura , Picasso , en la poesía , Lorca o en la literatura, Hemingway..por poner algún ejemplo.
Debió ser trending topic...
> Fue a finales de los años 20, en plena dictadura del general Primo de Rivera, cuando se implantó la protección o petos a los caballos. La chispa que colmo el vaso ocurrió en una corrida de toros celebrada en Aranjuez a principios de temporada de 1928, a la que asistió el presidente del Gobierno Primo de Rivera acompañado de una distinguida dama extranjera, ligada familiarmente a un ministro francés. Ocupaban un asiento preferente de barrera y ocurrió que unos de los toros, tras romanear y campanear a sus anchas a uno de aquellos escuálidos caballos, salpicó con sus tripas y con parte de lo que estas contenían a todos los espectadores que se hallaban presenciando el espectáculo en la zona donde se encontraba la ilustre pareja. El dictador tuvo que pasar un mal rato tan grande, que tras el espectáculo dio la orden tajante a su Ministro de la Gobernación de que adoptara las medidas oportunas para acabar para siempre con tan salvaje y vomitivo espectáculo. Y de ahí vino directamente la imposición del peto en los caballos que practicaran la suerte de varas. (http://rafazubi52.blogspot.com/2010/02/el-general-primo-de-rivera-impuso-en.html)
Yo sigo sin entender como algunos intelectuales de hoy como j.marias, reverte, savater... a los que se les supone cierta sensibilidad y sentido común se declaren abiertamente protaurinos.
Me ha parecido muy curioso cuantos de la lista ponen los toros al mismo nivel que la lotería. Los otros países, al parecer, se mofaban de la lotería, y mira tu por donde, al final lo de la lotería ha terminado traspasando fronteras.
Obviamente de Quevedo a Miguel Hernández no van ocho siglos. Pero es que no se nombra a nadie de hace tanto tiempo ni la fecha tiene nada que ver con el título del libro. Debería haber al menos una frase en el artículo que justificase ese titular...
A mi me encantan los toros. Lo que no me gusta es la gente que los asesina y los maltrata. Respecto a prohibirlos, mi opinión es justo la misma que la de Frank Cuesta. No se puede hacer de un día para otro, pero tiene que hacerse.
Comentarios
Hay una historia que leí una vez en un libro sobre nuestra hermosa patria, que suelo contar de vez en cuando porque es muy paradigmática.
Allá por los siglos XVI y XVII todo lo taurino era considerado repugnante, espectáculo bárbaro para la chusma, de lo más bajo. A Góngora, por ejemplo, sus superiores eclesiásticos le increparon porque se le había visto en una corrida de toros, y eso era impropio del clero. A Quevedo, como ilustra el libro aquí reseñado, ni siquiera le gustaba el toreo.
Pero entonces llegó el siglo XVIII. Y los afrancesados e ilustrados no hacía más que señalar con el dedo a las dos clases improductivas: clero y nobleza. Y no hacían más que decir cuán atrasada estaba España. Como ejemplo de ese atraso, nada más ilustrativo que las corridas de toros: ¡qué cosa más burra, más lamentable, más infame!
Pues bien: en ese momento, para tocar los huevos a los ilustrados y afrancesados, y de paso ejercer un populismo que les beneficiara, la nobleza y el clero empezaron a decir que las corridas eran la esencia misma del noble pueblo español: y las apoyaron a muerte de todas las formas posibles. Cómo será la cosa que nació un romanticismo de corte reaccionario ensalzando todo lo hispánico a tope: los majos (acuérdate de los cuadros de Goya), el lenguaje barroco (si lees una crónica taurina, verás cómo va unido a ella) y, por supuesto, el desarrollo de una poética de la corrida de toros (con invención y uso masivo de términos pedantes como "tauromaquia") y de unas reglas y una estética taurinas oficiales.
Y desde entonces las clases altas protegen el toreo.
#2 A Góngora, por ejemplo, sus superiores eclesiásticos le increparon porque se le había visto en una corrida de toros, y eso era impropio del clero
Sin embargo el clero sí que solía asistir por más que estuviese vetado por un motu proprio del papa. Como dijo el propio Góngora: Que si vi los toros que hubo en la Corredera las fiestas del año pasado, fue por saber iban a ellas personas de más años y más órdenes que yo, y que tendrán más obligación de temer y de entender mejor los «motus proprios» de Su Santidad.
#6 Jajaja, sí.
La respuesta fue cojonuda. "Van los jefes, pues a mí no me digan nada".
Grande Góngora.
#6 #2 ¿En serio los antitaurinos han de inventarse mentiras y decir falsedades para defender sus argumentos?
Lo de meter a Miguel Hernandez en el bando de antitaurinos es de lo más ridículo que he escuchado en mucho tiempo. él, coautor de El Cossio, la mayor enciclopedia taurina y del que ya hubo una polémica hace un tiempo en Alicante cuando Compromis intentó prohibir un cartel taurino con la imagen de Miguel Hernandez y tuvo que salir sus Familiares a defender el cartel alegando lo gran aficionado que era...
https://elpais.com/cultura/2017/05/17/actualidad/1495015497_123588.html
#2 Es que la tauromaquia actual procede del siglo XIX y es su forma más refinada. Antes se hacían todo tipo de espectáculos esperpénticos que poco tienen que ver, por eso es lógico que se considerara algo bárbaro y de baja estofa.
Hay multitud de izquierdistas que han defendido la tauromaquia en el siglo XIX y en el XX porque, guste o no, es una joya cultural.
#8 Joya cultural que puede prescindir perfectamente de clavarle pinchos al toro hasta que perezca.
#4 sobre las guerras tambien hay mucha literatura, cuadros, poesía y nadie hablaría de la belleza de la guerra.
Por otro lado, que a un escritor o un poeta le gusten los toros es tan relevante como que a un taxista le gusten los toros. Una falacia de autoridad de libro.
#8 joya cltural. Madre mía qué forma de deleznar la cultura.
#13 En la falacia de autoridad se basa el artículo de El Diario. Y sí, la tauromaquia es una joya.
#14 Torturar y matar a un animal y encima hacerlo como un espectáculo no tiene nada de joya y sí mucho de bárbaro.
#14 Sí. Y apedrear perros también es una joya.
#13 A ver, una cosa que me repatea es esa falsa dicotomía entre "cultura o barbarie". Algo puede ser cultura y ser una salvajada bárbara. Los combates de gladiadores eran cultura. De la buena. Cultura romana a saco. Y eran una barbaridad.
El entrar en la discusión de si es o no es cultura es entrar en el juego de los taurinos. La respuesta no creo que deba ser "no es cultura" porque se tiene las de perder. La respuesta ha de ser "Es cultura, sí, y también una burrada que ha de ser abolida"
#8 son sus costumbres y hay que respetarlas...
#8 Dices que es una joya cultural, una apreciación subjetiva y personal.
#2 recuerdas el nombre del libro?
NOTA: Lo pongo en cultura por el libro, no por los toros, como es lógico.
Es un entretenimiento burdo y sangriento heredado del circo romano. Las clases altas siempre han disfrutado de ver a unos pobres desgraciados luchando por su vida en la arena. Antes era por obligación, a los esclavos, pero ahora les animan con fama y dinero, ensalzandoles, haciéndoles creer que son héroes cultos y artistas.
Creo que es un artículo interesante pero my parcial. El toreo es un espectáculo propio de un mundo rural con antecedentes muy antiguos relacionados con la simbología del toro. Es cierto que el aspecto "pagano" no era precisamente del agrado de las Iglesia por su carácter"salvaje".... Y es cierto que ha sido criticado por algunos intelectuales. Como también es cierto que ha tenido y tiene un vertiente poética y artística ( Sánchez Mejías fue un torero admirado por la generación del 27 , escritor que estrenó teatro en el María Guerrero y que cuando muere por una cornada Lorca, Alberti y Miguel Hernández le recuerdan ).
Hoy , en un mundo urbanizado con unos valores tan alejados de ese mundo rural,poco futuro tiene. Pero desde luego hay que ser muy limitadito y muy cortito para negar lo que ha supuesto en la danza( Belmonte de Cesc Gelabert) en la pintura , Picasso , en la poesía , Lorca o en la literatura, Hemingway..por poner algún ejemplo.
Por mucho que se haga del matar un arte, sigue siendo matar.
Debió ser trending topic...
> Fue a finales de los años 20, en plena dictadura del general Primo de Rivera, cuando se implantó la protección o petos a los caballos. La chispa que colmo el vaso ocurrió en una corrida de toros celebrada en Aranjuez a principios de temporada de 1928, a la que asistió el presidente del Gobierno Primo de Rivera acompañado de una distinguida dama extranjera, ligada familiarmente a un ministro francés. Ocupaban un asiento preferente de barrera y ocurrió que unos de los toros, tras romanear y campanear a sus anchas a uno de aquellos escuálidos caballos, salpicó con sus tripas y con parte de lo que estas contenían a todos los espectadores que se hallaban presenciando el espectáculo en la zona donde se encontraba la ilustre pareja. El dictador tuvo que pasar un mal rato tan grande, que tras el espectáculo dio la orden tajante a su Ministro de la Gobernación de que adoptara las medidas oportunas para acabar para siempre con tan salvaje y vomitivo espectáculo. Y de ahí vino directamente la imposición del peto en los caballos que practicaran la suerte de varas. (http://rafazubi52.blogspot.com/2010/02/el-general-primo-de-rivera-impuso-en.html)
Como dijo Blasco Ibáñez en "Los muertos mandan":
Los toros empezaron cuán se terminó el quemar judios
Yo sigo sin entender como algunos intelectuales de hoy como j.marias, reverte, savater... a los que se les supone cierta sensibilidad y sentido común se declaren abiertamente protaurinos.
#18 Por hacer la pelota al capital, por arrimar el ascua a su sardina
¿De dónde sale lo de los ocho siglos? Porque casi es remontarse a la batalla de las Navas de Tolosa...
Si eliminan los toros, estos se extinguirían!
Bien, si aborrecer y despreciar la tortura de un animal para disfrute de cafres es no querer seR española, YO NO LO QUIERO SER.
Me ha parecido muy curioso cuantos de la lista ponen los toros al mismo nivel que la lotería. Los otros países, al parecer, se mofaban de la lotería, y mira tu por donde, al final lo de la lotería ha terminado traspasando fronteras.
Obviamente de Quevedo a Miguel Hernández no van ocho siglos. Pero es que no se nombra a nadie de hace tanto tiempo ni la fecha tiene nada que ver con el título del libro. Debería haber al menos una frase en el artículo que justificase ese titular...
El día después de la corrida de toros en mi pueblo puedo comprar una carne de toro de lidia que está exquisita con salsa de tomate.
Y no digo más.
#25 Con este argumento está todo dicho, que no te dejen sin tu carne con tomate, que es lo más importante.
8 siglos de ofendiditos.
A mi me encantan los toros. Lo que no me gusta es la gente que los asesina y los maltrata. Respecto a prohibirlos, mi opinión es justo la misma que la de Frank Cuesta. No se puede hacer de un día para otro, pero tiene que hacerse.