“El hijo pródigo”, protestábamos con algo de molestia, por que el resto de nosotros nunca recibiéramos ese tipo de trato privilegiado. La explicación oficial era que él no venía al almuerzo dominical tan frecuentemente como el resto de nosotros pero, aun así, no nos parecía realmente justo. La verdad es que, a pesar del cóctel de langostinos, yo no creía que mis padres tuvieran favoritos. Fui criada en una familia de clase trabajadora de seis hermanos en el norte de Londres.
Comentarios
Bueno, estas cosas se pueden evitar en las familias en las que los hijos tienen acceso a armas .
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Historia real, bro
En fin, creo que se sabe o eso creo, de sobra, sobre estos temas y más en la época infantil, donde cualquier cosa puede causarle un trauma o envidia en nuestros hijos... Por eso prefiero tener un perro o gato, para que vean el amor y el cariño que se le puede tener también a otro ser vivo sin llegar a tantos extremismos.
PD: Mi tortuga se llama Donatelo, y aún no tengo hijos.