Hace ahora cuarenta años, Vigo se sumergió en el caos bajo un curioso lema: “Pases pro bus”. En octubre de 1980, estudiantes de toda la ciudad tomaron las calles provocando una oleada de disturbios y guerrilla callejera que dejó más de la mitad de los autobuses de Vitrasa apedreados o incendiados. La policía, que llegó a pedir refuerzos de antidisturbios desde León, ocupó los institutos. Y el curso caótico tuvo momentos de máxima tensión. Aquella revolución cumple ahora cuatro décadas.
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Por aquella época yo estaba estudiando en lo que hoy es el IES Ricardo Mella del Meixoeiro, recuerdo que un día una comitiva de autobuses con los cristales rotos se paseó por los diferentes institutos de Vigo, uno de ellos el nuestro, se armó una buena trifulca entre el director del centro y algún representante de Vitrasa, salimos todos a la puerta, vino la GC y de un disparo con una escopeta de bolas de goma le dieron a una compañera que estaba a mi lado, como resultado la tuvieron que internar para finalmente extirpar el bazo dañado por el impacto.
A nosotros nos podían los peores autobuses, a alguno se le quemó el motor del esfuerzo al subir, de otros nos teníamos que bajar porque el autobús rozaba el suelo y no era capaz de realizar una curva, claro que aquí tenía parte de culpa como estaba realizado el trazado.
A mi hermano pequeño lo trincó la policía nacional junto a un montón de chavales que iban al instituto en el Vitrasa. Estudiaba en Coia 4, yo ya estaba en la Uni, después de pasar por Coia 2. Mi padre tuvo que pasar por comisaría para que lo soltaran previa bronca con los agentes (mi padre era muy de derechas). Ya no lo recordaba. Es para mi importante por que siempre solía decir que mi padre se enfadó de una forma que acojonaba de verdad en dos ocasiones, la otra ocasión siempre la recordaba pero esta era la que ya se me había traspapelado en el cerebro