El mal humor de los hijos es parte del desarrollo de su personalidad. Según van dejando atrás su dulce y tierna niñez y ponen rumbo a la adolescencia experimentan alteraciones físicas, psíquicas y sociales que les llevan a manifestar conductas de oposición, de desobediencia, de resistencia o de agresividad para con sus padres. Cuando no discuten sobre la comida o cuestionan las normas establecidas, se resisten a vestirse de una manera determinada y, cuando no, se disgustan por no recordar dónde han colocado sus propios objetos.
Comentarios
El truco está en no cometer el ERROR de tener hijos.
Hace falta ser muy hijo de puta para traer a un pobre niño a este puto mundo.
Excepto mis papis Que en su época en 10-14 años tenías pagado el piso.