Mientras que a los pisos superiores de las antiguas casas volvió algo de vida, las antiguas plantas bajas se convirtieron en bodegas con hornos y molinos. Los arqueólogos creen que a ellos se unieron otros que buscaban un lugar donde establecerse y esperaban encontrar objetos valiosos dejados por los primeros residentes de Pompeya entre los escombros. Debió tratarse de un asentamiento informal donde la gente vivía en condiciones precarias, antes de que la zona fuera completamente abandonada en el siglo V.
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