Hace 3 años | Por CillitBang a dw.com
Publicado hace 3 años por CillitBang a dw.com

Cuando el instructor de buceo francés Henri Cosquer descubrió en 1985 el acceso a una cueva inundada a 37 metros de profundidad en un tour subacuático en la costa de Marsella, no tenía idea de que escondía una joya arqueológica. Él y sus compañeros bucearon hasta la entrada de la cueva varias veces en los meses siguientes. Pero no fue hasta 1991 cuando logró entrar en la cueva principal a través de un túnel. Posteriormente sería bautizada en su honor.