Hace 5 años | Por preziveli a jotdown.es
Publicado hace 5 años por preziveli a jotdown.es

Las aguas del Guadalquivir son, como las del Rhin, un nexo de unión que vuelve a fundir a romanos y bárbaros, con tanta fuerza como aquella primera vez en la noche de San Silvestre. Para comprenderlo hay que adentrarse despacio en la Mezquita-Catedral de Córdoba, y antes de dejarse seducir por la arquitectura califal, mirar a un lado. En el lateral derecho, y cubiertos por una cristalera, están los restos de la iglesia visigoda de San Vicente, donde rezaron juntos cristianos y musulmanes hasta que la antigua Bética pasó a llamarse Al-Ándalus.