Con 21 años dejó Bellas Artes para enamorarse de las piedras enormes. En Mallorca se llama marger a la persona que es capaz de levantar muros, bancales, puentes o caminos colocando las piedras irregulares sin cemento u otra argamasa que las una. Cada pieza encaja a la perfección en un oficio muy valorado fuera y que aquí está en peligro de extinción. Lluc Mir es un artesano del martillo, la maza y las cuñas. Es un ejemplo de cercanía, de proximidad y de transparencia.
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